Baztán: de la imagen de postal a la historia oculta de un apartheid
Bozate, agosto 2024
Esta pequeña localidad del Valle del Baztán, norte de Navarra, como muchos pueblos de la zona destaca por su tranquilidad y, sobre todo, por sus bellísimos paisajes donde no faltan los típicos caseríos con sus eguzkilores en las puertas y sus balcones y jardines siempre llenos de flores, la llovizna, el ruido del río, las montañas envueltas en una hechizante niebla y un valle completamente tapizado de un verde imposible que llena la vista y deleita el corazón.
Bozate, agosto 2024
Imposible imaginar que este fue el núcleo de uno de los apartheids más largos de la historia de Europa. En este barrio de la localidad de Arizkun vivieron los llamados agotes; término de discutida etimología empleado de forma despectiva para referirse a un grupo de personas de procedencia incierta que, asentadas en este valle, fueron blanco de todo tipo de calumnias, injusticias y discriminación durante varios siglos (¡!).
La palabra agote sería utilizada como sinónimo de “leproso” o “podrido” y se interpreta que de ahí vendría la razón principal por la que ese grupo social habría sido apartado de la vida común en el valle y confinado en ese pequeño barrio. Habría una creencia extendida y muy arraigada de que contagiaban la lepra, una de las enfermedades más temibles en su época.
“DARNAL dice que en el año 1555 los jurados dieron una ordenanza para que los Gahets no salieran sin llevar sobre ellos en lugar visible un trapo rojo. «Es una especie de leprosos, no del todo atacados, pero cuya convivencia no es buena, que son carpinteros y buenos trabajadores...» ( Hors, 1951)
A pesar de la fama que tenían de eximios profesionales (herreros, carpinteros, canteros…), de comulgar de los rituales comunes del pueblo y profesar la misma fe, ni por eso se han librado de que se les tildasen de herejes, paganos, hechiceros, homosexuales, arrogantes, entre otros improperios.
Los agotes sólo podían casarse entre ellos, no podían entrar en la iglesia por la misma puerta, ni sentarse en los mismos bancos, ni siquiera podían ser enterrados en el mismo cementerio que los demás. Se les tenían prohibidas muchas profesiones y se les obligaba a llevar en la vestimenta una señal que permitía identificarlos.
Postal del siglo XIX mostrando una procesión en la que los agotes caminan señalados con la pata del pato en el pecho y haciendo sonar las matracas avisando de su paso.
Pero aún si realmente hubiera sido este el detonante, ¿cómo se pudo sostener esa condición de marginación durante un periodo tan largo de tiempo? Incluso porque nunca ha quedado realmente demostrado que padecieron esa enfermedad.
LARDIZABAL dice, es falso que los Agotes sean gente infecta y cuenta cómo en el año 1460 los estados del Bearne piden judicialmente a Gastón de Bearne, Príncipe de Navarra, que por la salud pública prohibiese a los cagotes ir descalzos por las calles y que en caso de contravención fuese permitido a cualquiera atravesarles los pies con un hierro. (Ni se dió la providencia ni se contestó a este artículo lo que prueba que el consejo de aquel Príncipe estaba bien enterado de que la lepra de los agotes no era otra cosa que un rumor popular, hijo de la ignorancia y de la preocupación). ( Hors, 1951)
Mucho se ha hablado sobre el origen de los agotes en el intento de disipar las incógnitas de ese triste capítulo de la historia del valle (y de la humanidad). ¿De dónde vinieron y de qué grupos sociales descenderían? ¿Serían judíos, sarracenos, godos o vikingos? Esas hipótesis se fueron levantando por diferentes investigadores, sea por relación etimológica o histórica. Pero ninguna de ellas ha tenido respaldo científico.
En la década de 50, la investigadora Pilar Hors, se dedicó a estudiar el tema y publicó el estudio “Seroantropología e historia de los Agotes” (1951) donde rechazaba todas esas teorías y aportaba un nuevo dato: los agotes apuntaban semejanzas serológicas con la población francesa. Según ella, los agotes, huyendo de guerras e impuestos, se habrían refugiado en España, instalándose en leproserías (dato del cual no ha dado referencias documentales, por lo que no se puede afirmar que sea cierto):
Primero los datos antropométricos y después los datos serológicos nos llevan a poder afirmar: 1.° Los agotes no son vascos españoles. Ni sus índices ni su serología nos permite dudarlo. 2.° No son descendientes de godos arrianos, pues no ofrecen características de raza nórdica. 3.° A nuestro juicio son producto de infiltraciones francesas que bien pudieran ser procedentes de las Leproserías y no por tratarse de leprosos sino de individuos de pocos escrúpulos en todos aspectos, que bien por inercia o por huir de guerras e impuestos, encontraban más cómodo exponerse al peligro de un contagio que enfrentarse con la dura lucha que significaba vivir en aquella época. (Hors, 1951)
Tras muchos años de debates, un reciente estudio de ADN llevado a cabo por la Complutense de Madrid vuelve a comprobar lo que Pilar Hors había concluido en sus investigaciones. Además, este resultado respalda otra teoría. Los agotes podrían haber sido cátaros, que llegarían a esta región huyendo de la inquisición francesa.
“...el estudio refuerza la teoría de su origen cátaro, un grupo de población cristiana que vivía en el sudeste de lo que ahora es el Estado francés, en los territorios feudales del Languedoc (Occitania). Y es que las mayores similitudes genéticas de los agotes se corresponden con los de la población europea, y más concretamente con la población francesa, cuya contribución es del 19,2%.” (Goikoetxea, 2023)
Los cátaros también habían sido víctimas de todo tipo de bulos durante las conocidas cruzadas albigenses. Considerados herejes y adoradores del diablo, fueron perseguidos y exterminados así como otros grupos disidentes heterodoxos medievales. Era común en aquella época asociar a estos grupos los estereotipos de adoradores del mal, practicantes de orgías, incestos y otros actos considerados contra-natura.
Expulsión cátara de Carcasona. Grandes crónicas de Francia. 1415.
Norman Cohn en Los demonios familiares de Europa (1975) narra como la persecución de esos grupos minoritarios considerados heréticos estuvo presente desde la antigüedad y durante varios siglos del medievo, llegando a su momento culminante en la Edad Moderna, entre los siglos XVI y XVII, con la gran caza de brujas europea. Su análisis ofrece una interpretación desde el punto de vista de la psicología social de la persecución abordando diversos factores que permiten entender cómo los rumores, el miedo y la creación de estereotipos jugaron un papel importante a la hora de legitimar persecuciones motivadas por razones diversas, como podría ser, entre otras, la avaricia. Además, defiende la existencia de un fenómeno que se repetiría en todos esos casos: “la necesidad de purificar el mundo aniquilando una determinada categoría de seres humanos concebida como agentes de corrupción y encarnación del mal. Los contextos sociales son distintos, pero la necesidad, es, sin duda, la misma.” (Cohn, 1975)
Condenados por la Inquisición, Velázquez, 1860
Ainara Iraeta Usabiaga en su artículo “Los agotes” de 2000 indica que, entre las razones por las que fueron discriminados, también estarían las de origen socioeconómico.
Alizia Stürtze teme que los verdaderos motivos de la discriminación eran económicos. Durante siglos, los agotes lucharon por obtener los derechos vecinales y la hidalguía, más los habitantes de Baztan y Roncal se opusieron a su concesión. En palabras de la historiadora, "la Euskal Herria de las montañas era pobre, y debido al régimen del mayorazgo, los bienes de los caseríos se destinaban a un sólo hijo. Ni siquiera había lugar para los de fuera. Ante tal situación, se solían aprovechar de los agotes, pero sin reconocerles derechos vecinales".
Para poder obtener estos derechos, era necesario cumplir una serie de requisitos, tales como ser lugareño y demostrar la pureza de la sangre, unidos a ciertos factores externos como por ejemplo poseer una casa de piedra, con tejado o un escudo. Con el objeto de obtener esta serie de derechos, los agotes pelearon durante siglos, moviéndose de un lado para otro en busca de su verdadero origen. Con el paso del tiempo empezaron a construir casas de piedra, dado que los fueros disponían la obligatoriedad de poseer una casa de piedra para poder ser titular de derechos de vecindad, cláusula ésta que provocaba un incremento de las luchas y juicios.
Escudo de piedra en Arizkun
Los caciques feudales, aprovechando esta discriminación, empleaban a los agotes como jopus para así presionar al pueblo y conservar los derechos feudales. Stürtze indica que en el siglo XIV los Ursua, de Arizkun, ofrecieron protección y tierras a los agotes fugitivos de Bozate, quienes en compensación de dicha protección y disfrutes (permiso para pescar, para utilizar los bosques...) estaban obligados a ejercer de criados y a pagar elevados impuestos.
José María Imízcoz en “El hábitat de una comunidad. Procesos sociales y transformaciones del hábitat en el mundo rural vasco - El valle de Baztan, 1427-1860” (2001) también corrobora la situación de servilismo en la que estuvo sometido el pueblo agote.
Estos agotes estaban en tierras del palacio de Ursúa y eran gentes de origen desconocido (pero sin duda exterior a la comunidad), sometidas al régimen señorial del palacio. Hasta tal punto que hasta 1727, el barrio de Bozate, con 60 casas, no aparece en los apeos. En definitiva, la acción de señores poderosos llevó, en determinados casos, a la creación de nuevos habitats agrupados, generalmente bajo régimen señorial (…).
A partir de ese contexto, podemos entender en qué circunstancias se desarrollaron muchos de los conflictos vecinales que tuvieron lugar en el valle y cómo pudieron afectar de forma directa la situación de los agotes. Son factores de indudable peso teniendo en cuenta la importancia del estatuto de vecindad, del sistema de mayorazgo y del derivado proceso de jerarquización social al que dio lugar en Euskal Herria a partir del siglo XVI hasta mediados del siglo XIX.
No obstante, como podemos observar, no es posible resumir con un solo hecho o argumento la problemática que dio origen y continuidad a la marginación del pueblo agote. Como bien menciona Iñaki Vásquez Larrea, Profesor Asociado de Sociología en la UPNA (Universidad Pública de Navarra) en su artículo “Agotes: itinerarios de una exclusión vasca” (2022):
Para Paola Antolini, no se puede reducir todo lo que se ha escrito durante siglos sobre los agotes y sobre los cagots para adecuarlo a una solución rápida que contemple mecánicamente el problema de los orígenes (o quizá sólo el de filiación) pasando por encima del resto. Es necesario, en cambio, intentar reconstruir por entero el dinamismo en ese universo tradicional que ha llevado a los agotes y cagots a pasar del inmovilismo forzado inducido por los estudios, al movimiento. Esta exclusión tiene su origen en la noción de limpieza de sangre, que durante siglos condicionó profundamente la vida de la gente en España (Antolini, pag. 109).
Sobre la noción de limpieza de sangre, añade:
(…) Es, de hecho, Julio Caro Baroja quien establece las directrices para una correcta interpretación del problema en la colección de ensayos Razas, pueblos y linajes publicada en 1957, donde recuerda que:
“En España son todavía bastantes los pueblos en que existe un barrio de gente despreciada porque se dice que sus habitantes descienden de judíos o de otras castas inferiores (agotes, gitanos)” (Caro Baroja, pag. 342).
Ante todo este conjunto de factores, podemos concluir que, tras ese fenómeno de marginación social, así como en otros similares, como pudo ser la famosa caza de brujas, no solo habría una motivación o una explicación, sino que sería la misma confluencia de todos esos factores señalados, sumados a la situación geográfica y a todas las tensiones económico sociales propias del entorno y de la época, lo que crearía como resultado un poderoso caldo de cultivo que daría origen y continuidad a este triste y deleznable episodio que se prolongó durante más de ocho siglos en uno de los más bellos valles de Euskal Herria.
Además, vemos como, de manera similar a lo que sucede también en las sociedades modernas, la creación de un estereotipo, a partir de bulos y temor social, juega un gran peso a la hora de señalar y condenar cualquier grupo minoritario considerado como una amenaza a la comunidad donde se encuentra o al status quo. Hemos visto también que muchos de esos estereotipos se pueden crear y recrear sin ningún fundamento real. A día de hoy seguimos viendo la pervivencia del mismo procedimiento hacia otros grupos sociales minoritarios, lo que nos invita a reflexionar para evitar que las mismas injusticias vuelvan a suceder.
Esta pequeña investigación sobre el territorio también nos ha permitido conocer una cara oculta de la imagen idílica y postalizada de Valle del Baztán. Como bien señala el colectivo Uholdeak en El Baztán que no se ve (2021):
“El valle del Baztan constituye un ejemplo paradigmático de postalización de un territorio. Es decir, de ese proceso, mediante el cual, la imagen de un paisaje pintoresco y evocador sepulta la realidad social, cultural y económica de dicho territorio. (...) Esta representación ficticia y estereotipada del Baztan no solo oculta lo que realmente sucede en el valle, sino que incide directamente en la cotidianidad invisibilizada de sus habitantes.”
Al delicioso placer de visitar y conocer localidades tan especiales, nos cabe incorporar el ejercicio crítico de intentar ir un poco más allá del retrato de postal, buscando en el pasado y en el presente las historias que no se ven. Solo así podemos conocer verdaderamente un territorio sin ofuscar sus múltiples historias y realidades sociales.
Consultas:
Agotes, https://www.valledebaztan.com/agotes/ - Consultado en octubre de 2024.
ANTOLINI, Paola. Los Agotes (Historia de una exclusión), Madrid, Istmo, 1989. En: Larrea, Iñaki Vázquez. Agotes: Itinerarios de una exclusión vasca. En: Revista Nº46 Teoría política e historia. 2022.
CARO BAROJA, J; Razas, pueblos y linajes, Madrid, Cátedra, 1957. En: LARREA, Iñaki Vázquez. Agotes: Itinerarios de una exclusión vasca. En: Revista Nº46 Teoría política e historia, 2022.
DARNAL, Juan. Suplement des croniques de la noble ville et cité de Burdeos. 1630. En: Hors, Pilar (1951).
DELCLAUX, María del Carmen Aguirre. Los agotes: El final de una maldición, 2004.
HORS, Pilar. Seroantropología e historia de los Agotes, 1951. En: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2253402.pdf - Consultado en octubre de 2024.
IMÍZCOZ, José María. El hábitat de una comunidad. Procesos sociales y transformaciones del hábitat en el mundo rural vasco - El valle de Baztan, 1427-1860. En: BERTHE M. y BENOÎT Cursente. Villages pyrénéens: Morphogénèse d’un habitat de montagne, 2001.
LARREA, Iñaki Vázquez. Agotes: Itinerarios de una exclusión vasca. En: Revista Nº46 Teoría política e historia, 2022.
LARDIZABAL. Apología, por los Agotes de Navarra. Madrid 1730. En: Hors, Pilar, 1951.
SADURNÍ, J. M. - Los agotes: el misterioso pueblo discriminado por las comunidades. En: https://historia.nationalgeographic.com.es/a/agotes-misterioso-pueblo-discriminado-por-comunidades_15503 , 2023. - Consultado en octubre de 2024.
GOIKOETXEA, Joseba Salbador. El ADN refuerza la hipótesis cátara del origen de los agotes, 2023. En: https://www.naiz.eus/eu/info/noticia/20231125/el-adn-desvela-el-origen-de-los-agotes-de-bozate - Consultado en octubre de 2024.
TERRES, Juan Zamora. La maldición de los agotes. https://gredos.usal.es/bitstream/handle/10366/52950/RTXXXII~N811~P26-27.pdf?sequence=1&isAllowed=y - Consultado en octubre de 2024.
UHOLDEAK. El Baztán que no se ve, 2021. En: https://www.centrohuarte.es/uholdeak/es/2021/02/19/el-baztan-que-no-se-ve-2/ - Consultado en octubre de 2024.
USABIAGA, Ainara Iraeta - Los agotes. En: https://www.euskonews.eus/0070zbk/gaia7004es.html , 2000. - Consultado en octubre de 2024.